

La Salamanca
Trabajadora Social-Declamadora
Leer, muchos creemos saber hacerlo. Digamos que todos estamos en capacidad de decodificar símbolos escritos y traducirlos en sonidos cuando leemos en voz alta, pero cautivar con la lectura, inspirar a quien te escucha, muy pocos.
Luz Marina Salamanca es de las que cautiva al leer, resulta inspirador escucharla deslizarse por las palabras, dándoles la entonación y el sentido correctos. Te sumerges en las oraciones y te trasladas a los lugares que describe. Ella hace parte del grupo de lectores de la iglesia Sagrada Eucaristía de Pablo VI, y sé por buena fuente que más de un parroquiano se integró al grupo después de enamorarse de la lectura de Luz Marina.
Yo la llamo “La Salamanca”. No obstante tener tocaya en el grupo, la distinguimos por su apellido, pero precediéndolo del artículo, me resulta gustoso, sonoro, soberbio, como bailando flamenco. Es así como resulta la lectura de Luz Marina, es como observar un baile apasionado.
Luz Marina participó en la presentación de mi libro interpretando el cuento “El coco”. Desde que la programación sólo estaba en mi entusiasta imaginación, sabía que Salamanca estaría en ella deleitándonos con una de sus lecturas y que esta sería otra de las ventanas en las que mostraría el talento de una amiga. Y ahí estuvo, como siempre impecable.