Estos son apartes del borrador corregido de la entrevista realizada para la revista virtual Primero estaba el mar (PEEM). Que les iré mostrando semana a semana. Acompáñenme en el paso a paso por este cuestionario que respondo como en “Al oído”, circundando en mi vida, como por espiralados caminos
PEEM: ¿Cómo surge “Amores y otros encuentros desafortunados”?
Bueno, ineludiblemente, debo hablar de Juan Manuel, habiéndose accidentado uno de mis hijos, en unas circunstancias absurdas que me obligaron a reestructurar mi vida y la de toda la familia por completo, en esa etapa inicial de hospitalización, me acompañaba escribiendo lo que nos estaba ocurriendo, las ideas que me abordaban en el momento, mis expectativas y temores, sin darme cuenta construí un diario. Y en la medida que avanzaba tomé la decisión de hacer un libro, pensaba que siendo mi situación tan dolorosa, los aprendizajes que estaba recibiendo de la vida también eran muchos, la búsqueda de mi fe, encontrar fortalezas en mí y en mi familia que sólo en una situación tan absurda podían develarse, porque en el imaginario de nadie hubiese quedado posible presupuestar que se contaba con ellas. Entonces pensé que si alguien estuviese en una situación parecida, le gustaría “escuchar “ un consuelo un “entiendo por lo que estás pasando” “mira yo lo viví de esta manera por que contaba con estas herramientas”, y que las personas podrían así encontrar sus propias herramientas y fortalezas para asumir sus propias situaciones.
Yo quería escribir el libro, pero sabía que necesitaba, aprender a cómo organizar esas ideas y hacer una construcción literaria que permitiera transmitir esas ideas.
Yo he escribo, desde siempre, desde que aprendí a escribir, me recuerdo haciendo poesías para la madre, en tercero de primaria, por ejemplo. Llenado cuadernos enteros con poemas, cuentos o simplemente divagaciones. Pero sentía la necesidad de recibir una formación para abordar disciplinadamente el proceso de escribir ese libro sobre Juanma (así se llama mi hijo).
Cuando las circunstancias me lo permitieron, que ya estábamos hospitalizados en casa. Y podía salir, por lapsos cortos de casa, comencé a asistir a un taller que organizaba la fundación Fahrenheit 451, que dictaba cursos gratis de creación literaria a los adultos mayores del barrio Pablo VI, asistí unas tres veces, y fue una experiencia enriquecedora, porque a mí me encanta escuchar , y conversar, con las personas mayores, me llevo divinamente porque ellos tienen una enorme necesidad de comunicarse y en ese espacio ellos podían expresarse a su antojo. Pero yo me sentía robándoles su momento, colada en unos talleres creados para ellos. Decidí tomar talleres con la misma fundación, pero en otro espacio. En fin el taller disponible era sobre cuentos. Y ahí aprendí que eso que yo venía haciendo desde antes, divagando, rellenando cuadernos eran también microcuentos.
De ahí surgió el primer cuento para “Amores y otros encuentros…” como un ejercicio de ese taller, que fue “CUENTAS SALDADAS” que inicialmente se llamaba “Encuentro”, y que por discusiones sobre el “real sentido de la narración”, decidí cambiar el nombre, pero no me quedé con las ganas y finalmente lo coroné en el título del libro.
Pero, lo confieso, yo tengo problemas con mi auto estima y el darle valor a lo que hago. Y estoy siempre buscando aprobación de lo que estoy haciendo para realmente sentir que está bien. Y en ese tipo de talleres donde mi primordial interés era saber cómo hacer bien el libro de Juanma, surgían demasiadas discusiones sobre ”el verdadero sentido de las cosas” y era crear algo para someterlo a muchos juicios de opiniones que no me interesaban pero que me afectaban. Pensé que no era buena. A pesar que disfrutaba hacerlo, que me divertía hacerlo y que me gustaba el resultado.
Tenía al lado la opinión de Guillermo (mi esposo), que decía también gustarle, pero yo sentía que era sólo condescendiente conmigo …Entonces apareces tú en la historia (me refiero a Jorge el editor de la revista Primero estaba el mar).
Decidí mostrarte a ti mis trabajos, y fuiste mi primera palmadita en la espalda, porque yo estaba segura que tu opinión no era compasiva ni aduladora ni nada de eso, yo sabía que tu opinión era sincera, así no fuera agradable para mi . Y publicaste mis cuentos. Y yo estaba tan sorprendida que algo que yo hice pudiera gustar y gustar a varios, que llenaste de gozo mi corazón.
Pero el taller de cuentos, fue como abrir las compuertas de una represa y los cuentos comenzaron a desbordarse en mi cabeza. Mi proceso creativo, no es disciplinado, mi vida no tiene capacidad para procesos rutinarios, ni horarios, ni planificación, los cuentos empiezan a llegar, disparándome las frases iniciales, y vivo permanentemente redactándolos en mi cabeza hasta que tengo la posibilidad de sentarme a escribir.
Estando en ese estado mental me era imposible concentrarme en la historia de Juanma. Era como si la historia de Juanma fuera la gran cena, pero no podía ponerme a cocinarla, si la cocina estaba en desorden, primero hay que lavar los platos, organizar los ingredientes disponer todo en su sitio y una vez logrado este orden yo podía proceder a cocinar.
Estos cuentos son eso, el poner orden a mi cabeza el silenciar mi mente y me divierte, me muero de la risa al hacerlos y hasta me asusto cuando yo misma me pongo terrorífica. Me divierte mucho ser mala sin consecuencias morales o me lleno de mi orgullo caribe, me siento que vuelvo a mi esencia cuando hablo de “la mar” como me gusta llamarla porque la siento una hembra enorme y seductora más que un inmenso cuerpo de agua.
Luego en la historia aparece Ángela Arévalo, escritora bumanguesa, amiga de mi hermano, que es mi cómplice en todo este proceso creativo, mi hermano Leonardo, que pena no haberlo mencionado antes, es un gran escritor y un gran ilustrador aunque él no se reconozca aún como tal. Y es de mis primeros lectores y corrector de mis cuentos, pero también el título de hermano, le ponía para mí la etiqueta de condescendiente. Bueno mi hermano me conecta con Ángela y yo decido ir a el lanzamiento de su libro “ESTRENEME”, cuando veo esta puesta en escena, esa mujer empoderada, segura, orgullosa de lo que hace. Mi corazón empieza a gritar “eso es lo que yo quiero”. Comienza una amistad con Ángela, ella desborda toda su atención en mi proceso literario, y me va brindando todo su apoyo partiendo de su experiencia y su sentir.
La decisión estaba tomada, y ese libro de cuentos debía nacer, recopilo algunos escritos de hace años, surgen nuevos, empieza el proceso de edición- corrección y hoy puedo decir, “no me quede con la música adentro”...
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