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Foto del escritorMayra Cotes

Ángeles y pequeños milagros


Quién sabe qué rol estamos destinados a asumir hoy. Saldrás de tu casa sin un plan previsto para determinada causa, sin reconocerte como instrumento de Dios.


Sentirás el impulso de llamar a una persona que hace mucho no ves, o tendrás ese irresistible deseo de hablarle a un desconocido. Y tu palabra será justo lo que ese alguien necesitaba escuchar. Brindarás alivio a otro ser, sin vestir alas, sin una aureola en tu cabeza, sin tocar el arpa, tendrás la palabra certera, la presencia que ejemplifica, el apretón de manos que levanta del suelo, y sin pretenderlo … serás un ángel.


A mi vida han llegado cuando el agobio estaba en su máximo nivel, cuando el desespero me cegaba, cuando estuve a punto de tomar la peor decisión. Aparecieron luego de una última exhalación a manera de plegaria antes de lanzarme a la desesperanza. Fueron bálsamo, solución y el retorno a la fe.


Los ángeles son intempestivos porque ellos tampoco conocen que ese es su designio.

Los ángeles son intempestivos porque ellos tampoco conocen que ese es su designio. Oportunos, sí, pero dolorosamente fugaces. Seres al servicio de Dios como empleados por prestación de servicios, sin contrato fijo, sin horarios, sin permanencia laboral. Tocarán tu vida para bien y partirán de vuelta a su humanidad, a su distracción, a sus mundanidades. Dejarán ese dolorcito sabroso en el pecho de la dicha por haber sido tocados por su luz, pero con una profunda nostalgia por su ausencia.


Algunos ángeles serán tan repentinos e impredecibles que los podrás confundir con amigos imaginarios. Te quedarás pensando si realmente tocaron tu vida o fue una estrategia de tu mente, un invento tuyo, una “antropomorfización” de una idea como último recurso para encontrar una salida.


No me estoy refiriendo a cosas etéreas, paranormales o esotéricas, es simplemente eso: el transitar oportuno de una persona en tu vida, fugaz y sutil que deja bienestar, pero no permanece. Esta condición, la de marcharse una vez cumplan su misión es sine qua non porque al acabar el efecto de “angelicalidad”, dominará lo humano y se generará incertidumbre y decepción.


Permanezcamos pues, atentos a esos impulsos “inocentes” que te llevan al servicio, a darte al otro. Si sientes empatía y un pequeño gesto tuyo puede hacer la diferencia en la vida de alguien más, es posible que estés siendo un ángel por un instante, a eso es lo que yo llamo pequeños milagros.





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1 comentário


grueda25
grueda25
30 de jan. de 2021

Maravilloso, insisto en que tu estilo es único... e identificable...

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