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Estaba con el tiempo al límite para enviar las correcciones de mi libro” Amores y otros encuentros desafortunados” y aún faltaban unas ilustraciones, se me ocurrió entonces contactarme con un viejo amigo del colegio, JORGE OVIEDO, de quien sabía era un gran ilustrador. "Neneko", cómo lo conocemos en los círculos más fraternos, y yo no nos veíamos hace más de 20 años, aunque habíamos retomado comunicación recientemente gracias a un grupo de whatsapp, creado por algún otro excompañero de colegio.

 

No dudé en llamar a Jorge a pedirle ayuda y él no dudó en decirme que sí, se convirtió entonces en el héroe de la publicación, como que un “dios machine” lo puso en el lugar y momentos correctos para rescatar a mi libro de no ser publicado a tiempo.

Con Jorge estudiamos  en el Liceo del Caribe. Yo lo recuerdo callado, pero de apuntes jocosos, aunque  estábamos separados por la barrera machista impuesta por el rector de: “los niños se sientan atrás y las niñas adelante,” que lograba que algunos  compañeros no pudiéramos cruzar palabra en todo el año, hasta a mí llegaban sus ocurrencias  y las del divertido grupo de compañeros, que muy estratégicamente se ubicaban muy atrás del salón.  Mismos que sabían enfocar su talento y  creatividad en obras de teatro ejes de los actos cívicos del colegio.

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Es publicista y diseñador gráfico, melómano y tatuador por vocación, no suele limitarse en sus actividades, constantemente está creando empresas diversas a la par que se dedica a su profesión, cosa que lo apasiona profundamente. Y es que hay que ser un apasionado y enamorado de la vida para como Jorge superar valientemente un accidente de tránsito como el que  él  tuvo, que lo dejó postrado por dos años y  a punto de perder una pierna.  De eso sólo queda el lejano recuerdo. Es decir Jorge es de los míos, de esas personas que admiro, que no se dejan etiquetar y superan valientemente las adversidades.

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Desde la escuela se perfiló como un destacado dibujante. Es un hombre que sabe lo quiere y dirige su camino hacia lo que le gusta y sabe hacer bien. Tal vez este sea el secreto para tener un maravilloso hogar desde hace dos décadas, escogió a la indicada desde principio y hoy día tienen dos esplendidos hijos, una ya profesional de la salud y otro a puertas de serlo.  Sus amigos lo describen  cómo “más que un amigo un hermano”. “Alguien que siempre está ahí y nunca te dice que no” y pude comprobar que es cierto, a mí me tendió la mano incondicionalmente y el resultado fueron sus fantásticas ilustraciones apoyando mi prosa.