

Ivania Navarro
Biologa - Bailarina
Aunque los que la queremos le llamamos Maña, No te dejes engañar por su primer nombre, que tal vez fue inspirado en los lánguidos destellos que del comunismo ruso de finales de los 70s lograron atravesar el Atlántico, Tampoco por su tez blanca y su cara adornada por pecas, ni mucho menos por la cascada roja de rizos que presume rebeldes sobre los hombros. Ella es plenamente Caribe, las que cuentan la verdad de su origen, son sus caderas al son de una cumbia, y sus hombros sonajeros al ritmo de un tambor.
Como todos mis “sinergias” no es esta su profesión, la de bailarina, es esta su pasión. Sin embargo, como la mayoría de los que engalanan esta sección, es bióloga y como todos ellos ha sabido conectar perfectamente afición y academia.
Como las heroínas de doble vida, entre semana, es la laboratorista, meticulosa y programada y los fines de semana la comparsera del grupo de danza de los trabajadores de la Universidad del Magdalena. Madre en todos los ámbitos, de sus dos hijos, Rafaela y David madre de los alumnos que usan el laboratorio a los que cobija y cuida como a sus hijos y hasta madre de su madre porque es ella quien la cuida con esmero.
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Tengo el orgullo de ser su prima, me hizo el honor de ser mi comadre y como buena compinche se embarca en mis embelecos dando lo mejor de sí como en todo lo que hace. De temperamento fuerte y noble corazón, resuelve todo con excesiva practicidad. Baila desde que estudiaba el bachillerato en el Instituto Astrial, donde encabezaba las hileras del grupo danzas portando los ojitos de un colorido cien pies, viajando por el país en representación de su colegio y lo continúa haciendo representando a su Alma máter. Me acompañó en el lanzamiento en Santa Marta de mi libro Amores y otros encuentros desafortunados brindándonos su arte en un performance brillante, aderezando la lectura del cuento Marina e imprimiéndole una belleza y un ritmo impactantes a la presentación.