SANTA MARTA
El espejo del vestier ya me está empezando a querer, se dulcificó su mirada, ya no me hace un cruel juicio. Cuando me asomo me responde tiernamente y su reflejo me acaricia con sonrisas. Puedo sentir su amor naciente, debe ser porque me estoy poniendo bonita. La bañera se toma su tiempo conmigo y no me hace salir apresurada, ahora me abraza largo rato, se perfuma con sales para mí y se adorna con velas aromáticas para que me sienta a gusto. Talla mis piernas con especial tacto. Incluso se consiguió una escobilla para lavar mi espalda, allá en esos lugares donde yo no alcanzaba Debe ser porque me estoy poniendo bonita y por eso ahora puedo sentir su amor. Con mis vestidos pasó algo similar, ya los define color y ocasión, se olvidaron de la talla, dicen que mientras luzcan bien una letrica en la espalda no los hará sentir mal. Porque me estoy poniendo bonita, mi báscula decidió que ya no la consultara tan a menudo, me dio el alta, habíamos tenido una relación difícil, pero hablamos y decimos darnos un tiempo. Porque me estoy poniendo bonita es que ya no me corrijo tan a menudo, ni me estoy tratando mal cuando me equivoco. Es posible refugiarme en mi y no me encuentro un enemigo en mi cabeza que me dice que hago todo mal. De verdad es un alivio estarme poniendo bonita. Porque me estoy poniendo bonita es que me he vuelto un poco sorda y las criticas ya no las oigo ni se quedan retumbado en mis oídos haciéndome dudar del paso a paso. Debe ser porque me estoy poniendo bonita que mis pies aprendieron nuevos caminos, de esos que te alejan del oprobio y elijen mejor a quién frecuentar, llevándome en dirección opuesta a donde no les soy suficiente.